Vamos a limpiar rincones...

Por fin he incumplido lo que dije en mi primera entrada respecto a no publicitar este diario.Inicialmente pretendía que fuera como un "diario íntimo de la Srta. Pepis" abierto encima de la mesa de un bar. Que quién se acercara a ojearlo lo hiciera de pasada, sin conocerme ni con ningún prejuicio, más por el morbo de asomarse a la ventana de un desconocido y echar un vistazo a su interior.Pero mi lado exhibicionista es mucho más fuerte de lo que yo mismo me creo. Al igual que en su momento publiqué una vivencia muy privada, de la cual he hablado aqui también, en un foro público -hum.lit- ahora he vuelto allí, tras semanas de no asomarme, para colgar un trozo de este diario y, logicamente, hacer mención de él.Espero que al igual que entonces, las opiniones sean amables y exentas de crueldad, lo que no quita que se critique lo que se quiera criticar.

viernes, 29 de junio de 2007

Día accidentado

viernes, 29 de junio de 2007

Ayer jueves me enteré de que mi padre había tenido la tarde anterior un accidente de tráfico.


La historia comienza a las nueve de la mañana del viernes, mientras discutía con el director de una oficina bancaria sobre la conveniencia o no de hacer determinada operación. Justo en ese momento, me suena el móvil. Mi hermano pequeño, del que hablaré en un futuro próximo aquí, me comenta que ayer nuestro padre tuvo un golpe con el coche, nada grave, tranquilo, sí, siniestro total, se ha hecho algo de daño, pero no es grave, contusiones varias, está preocupado por el pecho, acuerdate que el año pasado se dió el golpe y estuvo jodido semanas, también el ojo, una fisura en la córnea, sí con las gafas, no por lo visto no le ha afectado a la lente intraocular de la operación de cataratas, además tiene hinchada la nariz y los ojos amoratados...



Mi padre tiene sesenta y siete años, lleva trabajando de albañil desde los catorce y todavía no se ha jubilado. Está viviendo en un pueblo a 40 km de Barcelona con lo que se traga diariamente cerca de 100 km de ciudad, autovía y carretera secundaria. Antes de ayer volvía de trabajar a las tres de la tarde, había plegado pronto y no se encontraba del todo bien. A pesar de que no acostumbra a almorzar, visto que su socio se retrasaba, se metió entre pecho y espalda un bokata (tamaño bar de paletas, 3/4 de barra de medio) y una cerveza. Por lo que me comentó, se pasó toda la mañana notando un peso en el estómago que le producía un contínuo malestar.



A la entrada del pueblo, ya casi llegando, sólo le faltaba atravesarlo y entrar en la urbanización que hay en las afueras, dice que notó como le volvía el peso en el estómago. Aunque no se atreve a relacionarlo con el accidente, el hecho es que segundos después, no sabe muy bien como ni por qué, entró en la siguiente curva con los ojos cerrados y sin girar el volante. Tuvo la suerte de que tanto él como el señor que venía enfrente iban lentos, por que se salió de su carril y se lo comió literalmente. Choque frontal. El señor, que se lesionó una muñeca y se dió el clásico latigazo en las cervicales, le comentó después que se había abierto la muñeca de tan fuerte como apretó el volante al intentar esquivarlo.



Mi padre, en estado de shock, con la ropa manchada de sangre, se dejó hacer. Empezó a parar gente, a salir móviles, sí. yo llamo a una ambulancia, ¿puede usted llamar a la policía local?, ya he llamado a los mossos, aquí llega la ambulancia.

Cargaron a los dos accidentados en la primera ambulancia que llegó y se los llevaron al hospital. El accidente fué a las tres de la tarde y a las nueve salían de allí. Se encontraba mi padre en el vestibulo del hospital, mirando fijamente un teléfono público en la pared (sin acordarse que llevaba el móvil en el bolsillo) cuando se le acercó una señora y le preguntó ¿Es usted el del accidente? Sí, soy yo. Mi marido es el otro, ¿no puede leer los números del teléfono? Sí, los números sí, lo que no se es como ni por donde meter los euros... ¿tiene usted quién le lleve? Pues mire, no. No se hable más, se viene con nosotros.


Dicho y hecho, se fué con la familia del otro accidentado y por el camino fueron comentando y, de aquí puede acabar saliendo una bonita amistad, por que tanto una parte como la otra se comportaron con educación, solidaridad y compañerismo.

Al día siguiente, conciabulo familiar para ver si conseguiamos que se replanteara la opción de jubilarse de una vez y comenzar a disfrutar la vida, especialmente por que es el tercer accidente de caracteristicas similares en los últimos cuatro o cinco años. Pero no hubo manera. En todo caso le insistimos encarecidamente que hay otros medios menos bruscos de iniciar amistades y sí, por fin, en esto sí que estuvo de acuerdo.

jueves, 28 de junio de 2007

¡Coño, que me leen!

Me siento raro, esto de hacer un ejercicio de "streaptease emocional" tenía su morbo en privado pero, joder, en público se hace más duro.

Hoy no tengo mucho que contar, ayer hablamos y volvimos a aclarar cosas que, más por darlas por supuesto que por otra cosa, no estaban del todo centradas.

Me hizo un comentario que me resolvió uno de los problemas principales, la continuidad de la relación. Basicamente, deja de mirar atrás y verás como las aguas vuelven a su cauce. Al final va a resultar que vivir en pareja es como montar en bicicleta: si miras atrás te la pegas; si miras al suelo también. Sólo cuando miras al horizonte, de frente, es cuando consigues dirigirla hacia donde te interesa sin pegartela. siempre que no te olvides de pedalear, claro.

Se que se me lee por que desde que comuniqué en e.r.h.l. que existía el blog y aclaré que no era interesante, ya he recibido comentarios variados. Si es que somos una panda de cotillas, comostá el patio, leñe ;-)

En esta entrada quiero contestar publicamente a los comentarios que he visto.

Sap, el poema - canción precioso pero hazme un favor, si alguna vez tienes alguien realmente depre cerca no uses esa táctica mamón X-))) En serio, ya te lo he dicho por e.mail, gracias por estar ahí.

Mar, gracias por los ánimos. De corazón. Pero que sepas que un poema tuyo tiene para mi un valor muy especial. Me encanta como escribes y como sabes transmitir emociones. Ya me gustaría a mi ser capaz de resumir mis farragosas parrafadas en un verso que lo diga todo o mejor aún, que lo insinúe.

Maripuri, Me alegro de que te haya gustado lo que has leído. La verdad es que nunca había escrito tanto y tan seguido. Como ya he explicado, escribo exclusivamente para mi, lo que no quita que me halague y me infle el ego saber que, después de leerlo, al menos no provoca repulsión.

Como ya le comenté a Sap en privado, la situación no está tan mal como pueda parecer leyéndome. El problema es que aquí acaban verbalizados los malos rollos, las comeduras de tarro, las frustraciones y la rabia. También hay cosas maravillosas, que no salen aquí y que hacen que la vida merezca la pena de ser vivida. Espero que con el tiempo consiga cambiar el tono y pasar del actual RE menor, tan fúnebre a SOL Séptima, tan dicharachero o incluso a un SIb, tan perverso como yo. Cuestión de ponerse a caminar (o siguiendo con el ejemplo de antes, subir a la bici y mirar al frente mientras doy una fuerte pedaleada) e ir haciendo camino.

Un saludo a todos,

miércoles, 27 de junio de 2007

Llueve, oración impersonal


Música: Llueve (It’s raining, 1949).
(Hernández/Beltrán/Soto/González/Grandío)

Llueve (oración impersonal).
Amanece (otra oración impersonal).
Amanece en tu corazón
pero amenaza vendaval.

Truena (una oración impersonal más).

Tu corazón y el mío
se desgarran al chocar.

Llueve, llueve, llueve, llueve,
llueve (oración impersonal).
Llueve en mi corazón
y nunca va a parar.



Llueve. Hoy me siento a escribir sin ganas, obligándome. Me he auto impuesto la obligación de hacer una entrada diaria, aunque sea la chorrada de turno, pero hoy se me hace cuesta arriba.

Ayer me peleé con mi pareja. Hoy me siento molesto conmigo mismo, por haber sido un capullo.
Pero también me siento dolido y triste, muy triste.

Triste por que no me sirve que me quiera, necesito un poco más y parece que no consigo que me lo de. Triste por que cualquier discusión, a la que sube un poco de tono, acaba planteando la separación.

No se si por su parte es un arma arrojadiza más o realmente se lo plantea como solución, pero lo que sí se es que no lo soporto, llevo luchando por borrar de mi mente esa opción desde hace meses y no puedo, tiene suficiente peso especifico para que esté ahí presente, a veces como una amenaza, a veces como una liberación.

Últimamente me dice que soy maravilloso, incluso muy a menudo.

Lo que necesito que entienda es que no puedo serlo siempre. Si soy maravilloso es porque lucho por nuestra relación constantemente, pero llega el momento en que resulta agotador y en cuanto bajo la guardia o la cago, como anoche, resulta que la primera solución que sale a la palestra es la separación y me hundo.

Resulta agotador tanto física como intelectualmente.

Físicamente por que me levanto a las 6:30 de la mañana, me voy a trabajar -ahora estoy en un momento crítico y he de recuperar retraso acumulado- estoy un mínimo de doce horas fuera y vuelvo agotado. Se hace duro ser maravilloso y ponerse a hacer la cena, a planchar camisas, a atender al niño y mantener el buen humor.

Cuando consigo volver a casa a las siete de la tarde sí que puedo, pero ahora estoy llegando a las ocho y a las ocho y media.

Cuando consigo sentarme y decir, ya está, paro, son las diez de la noche. Y mañana igual. Ella me recrimina que también trabaja, incluso se levanta una hora antes que yo. Lo que no se plantea siquiera es que en vez de trabajar doce horas trabaja siete, ocho con los desplazamientos. Ni que sestea diariamente durante hora y media.

Intelectualmente también es duro. Venimos de una situación en la que yo he quedado tocado, muy tocado y necesito que esté un poquito por mí. Pero no, desde que ha descubierto que está encantada con ser el ombligo del mundo, no esta por la faena. No lo ha estado nunca, siempre he sido yo el que ha ido detrás. Como mucho ella me demuestra que está disponible, pero no actua. Yo necesito que actue, que tome una actitud activa y me demuestre que sí, que está aqui conmigo y que es lo que quiere. Y no se como conseguirlo. Y cuando lo consigue la cago yo y me pongo borde.

Anoche, después de explotar, cuando ella quería hablar y yo no podía, me fuí a dar una vuelta, a escampar la boira, que decimos por aquí. Mientras conducía -Conrería en dirección Mollet, desvio hacia Tiana, nuevo desvio hacia Mongat, vuelta a Badalona.- tuve tiempo de pensar. Llegué a la conclusión -no hacen falta alforjas para este viaje- de que soy un capullo integral.

Me planteé el problema haciendo el esfuerzo de mirarlo como lo que es, MI problema. Y me dí cuenta de que había estallado por una tontería, por nada, para ser exactos.

Terminé de trabajar tarde y mientras volvía a casa, de mal humor con el día que había llevado, me puse a pensar en lo que quería encontrarme cuando llegase a casa y en lo que preveía que me iba a encontrar. Pensando, pensando me fuí poniendo cada vez de más mal humor, hasta que llegue a casa y ví que, efectivamente, ocurría exactamente lo que había previsto, no lo que yo quería que ocurriera.

Seguí pensando en el coche y me di cuenta de que el problema, MI PROBLEMA, es que hay cosas de ella que no me gustan. Posiblemente han estado ahí toda la vida, posiblemente no le había dado más importancia hasta ahora, pero ahora tengo mi capacidad de aguante y positivación bajo mínimos, como un pantano que después de diez años de sequia descubre que se le han agrietado las compuertas y se le escapa la poca agua que le queda.

Entendido el problema, me puse a buscar soluciones.

La solución que más me gustaría, hacerle entender que es lo que no me gusta y pretender que cambie, es imposible; le puedo pedir lo más razonable y razonado que quiera, lo considera automáticamente una agresión a su visión mundo-umbilical y responde con rechazo y borderio.

La que menos me gusta, plantarme -por aquí no paso-, mandarlo todo a la mierda y dejarla, tampoco. Por que lo que no me gusta de ella no es tan grave como para separarme. Hoy por hoy no. Con lo que solo me queda el camino de en medio.

Si estallé anoche fue por que me he ido callando cosas que no me han gustado y en vez de hablarlas se han quedado dentro, han ido haciendo poso en un vaso que últimamente amenaza con desbordar cada dos por tres.

Anoche desbordé por una tontería, sin que ella conociera el motivo ni le diera opción a conocerlo y fuí cruel con ella, la lastimé con mi forma de comportarme. Luego lo intenté arreglar y fue ella la que me hizo daño.

Tengo que intentar, que seguir intentando, no guardarme las cosas dentro, soltarlas con cuidado para evitar que se sienta agredida pero soltarlas y seguir luchando por conseguir un poquito de la estabilidad emocional que hoy por hoy hecho en falta.

Si además me echara una mano ella, ya sería la hostia. Pero no puedo contar con ello, si acaso intentar preveer los estallidos para resolverlos antes de llegar al límite y si no lo consigo, volver a decidir si la opción que hoy por hoy no me gusta nada, la que me parece una amenaza, no se haya vuelto una liberación finalmente.

lunes, 25 de junio de 2007

Lunes después de sant joan

Gran fin de semana. Jodido lunes.

Al menos hoy no hay crónica de la ronda, por que no hay nada que comentar. Supongo que entre la verbena y que ya están los crios de vacaciones hasta el tráfico va fluído.


San Juan.

Este año ha sido raro. Agradable, pero raro. Quedamos en casa de unos amigos que, a falta de terraza, tiene un patio enorme.

Cada cual preparó algo y entre todos lo montamos. Música de fondo, comida y bebida a raudales. Buena conversación con gente interesante. Aunque en algún momento pareciamos el patio de un geriatrico nos lo pasamos la mar de bien.

El fin de semana empezó el viernes, de cena con los colegas del basket (ya comentado en otra entrada). Eso implicó que el sábado ya ibamos con los horarios trastocados, comimos tardísimo y se nos echó encima la hora de irnos sin haber tenido tiempo de casi nada, por que no perdonamos la siesta.

Preparamos lo que teniamos que llevar, patatas "corominas", made in badalona, y una salsa que enseño a mi compañera una amiga peruana y salimos corriendo a recoger a un amigo del niño, del basket, y a su madre, que se vinieron con nosotros.

Paramos a comprar hielo en la gasolinera y por fin, llegamos al sitio, que está en Horta, un barrio precioso de Barcelona.


Me dediqué a charlar con un amigo encantador, Jorge, casi toda la noche. Nos vemos sólo de evento en evento, fiesta de fin de año, de san juan, alguna calçotada y siempre es agradable compartir el rato con él. Cuando me quiero dar cuenta se ha pasado la noche.

Gracias a él y a una amiga me enteré -...no se si estoy metiendo la pata, no debiera contarlo, pero...- de que tenemos una amiga común que, cansada de buscar el hombre ideal ha decidio inseminarse por su cuenta y riesgo, sin pareja.

Comentamos lo díficil que tiene que ser tomar una decisión del género, ya que ambos sabemos que esta amiga es una persona responsable. Al final llegamos a una conclusión la mar de exclamativa: ¡Ole sus güevos! y ojala que le salga lo mejor posible.


También he de agradecer que haya sido el primer san juan desde hace años que me he podido escaquear completamente del tema "petardos". Aunque cuando era niño le veía la gracia, no acabo de entender como podemos disfrutar quemando "cienes y cienes" de euros en cuatro explosiones ruidosas y coloridas.


En fin, que yo no lo disfrute no significa que los demás no deban hacerlo y gracias a que siempre hay algún papá dispuesto a fundirse los petardos de su hijo y si hace falta los del mio, yo me libré de pasar el mal rato que significa salir a las tantas de la noche a la calle, mecha en mano a controlar que los niños no se hagan daño ni se lo hagan a nadie.



Por último comentar algo que me pasó y que creí que sólo yo me había dado cuenta. Mientras charlaba y comía y bebía, se me iban los ojos detrás de mi pareja. Debió de notarseme la cara de enamorado, por que a la mañana siguiente me lo comentó, contenta y radiante.

Pasando página.

Leí hace mucho tiempo en un libro, no recuerdo si Samarcanda o León elAfricano, que hay dos años en la vida de toda persona en los que estamos más cerca de la muerte. Uno es el de nuestro nacimiento. El otro, como todos intuimos, es el de nuestro fallecimiento.

Durante el primer año de nuestra vida, recien salidos de la nada, de la no-vida en la que reina la muerte, nuestros padres o quien esté encargado de nuestro cuidado, saben que está siempre rondando cerca.

El nuevo ser es débil e indefenso y necesita que luchen incansablemente por él, al menos durante ese periodo inicial de aprendizaje y asentamiento. Una vez superado, cuando ya empieza a caminar solo, la tensión se relaja, nunca del todo, pero ya se ha superado el primer momento crítico.

La diferencia con el segundo año "especial", el del fallecimiento, es radical. Nunca sabemos que ese año es el año hasta que es demasiado tarde.

Creemos que estamos en nuestro mejor momento, con experiencia, sabiendo cuidar de nosotros mismos, incluso somos responsables de otros. Sabemos que en cualquier momento nos puede rondar la muerte, pero nos sentimos fuertes y seguros de nosotros mismos.

De repente en un momento de lucidez, nunca por esperado bien recibido, descubrimos el anuncio, anticipándose, unas veces meses, otras días o minutos, y tras él, el Final.

Si el anuncio se anticipa lo suficiente, puedes intentar dejar en orden tus asuntos. Si no, sólo puedes encomendarte a algún dios o directamente al diablo. Tengamos el tiempo que tengamos, después de estar un rato bloqueados por el estupor, intentamos conseguir tiempo para hacer o acabar de hacer las cosas importantes que tenemos pendientes.

Aquí el matiz es importante, primero conseguir tiempo y después actuar. Conseguir tiempo cuando se nos ha anunciado que ya no queda, que el final es inminente. Me imagino que lo habitual es que entre el estupor y la pataleta -no es justo, por que a mí- perdemos el poco tiempo que nos queda y no hacemos lo que debemos. El final siempre acaba llegando demasiado pronto.

A menos que sirva para renacer.

Esta historía me ha venido a la mente por que he vivido y creo que ya he metabolizado una situación en la que hay claros paralelismos entre lo que cuenta el libro -León el Africano, seguro, Amine Maalouf- y la vivencia en la que estoy inmerso.

He vivido el último año y el primero de la vida, el final y el inicio de una relación, en lo que tarda en pasar un invierno. He tenido la desgracia de ver la muerte de la relación dentro de la que he vivido los últimos veinte años, y la suerte, espero, de reiniciarla acto seguido con la misma persona. Me releo y me parece que suena a rizar el rizo, al más díficil todavía.

Sentí el anuncio del Final, de la muerte apenas un par de meses antes de que ocurriera. Primero fueron pequeñas señales, luces de alerta a las que no hice caso, o que simplemente esperaba ver apagarse como siempre había ocurrido. Luego llego un día en el que no pude cerrar más los ojos ante la evidencia, lo que tenía delante llevaba irremediablemente hacia la muerte.

Aquella experiencia la narré en un relato, que publique en inet a medida que iba ocurriendo. Se generó un hilo larguísimo, lleno de vueltas y re:vueltas. Fue una situación extraña, gente de la que solo conocía el nick dándo su opinión, a veces más acertada y otras no tanto, pero en todo caso o apoyándome o intentando ayudarme.

Pero la situación seguía su curso y llevaba irremediablemente a la muerte de aquella relación. A a medida que pasaron los días llegó el engaño, la decepción y lo que certificó definitivamente la defunción, la completa pérdida de confianza en la persona amada.


No voy a explicar como conseguimos pasar de una situación de muerte certificada al renacer de una nueva relación, con las mismas personas, aparentemente, por que ya no eramos los mismos y nos veíamos con otros ojos, dispuestos a asumir nuevos compromisos, adecuados a las nuevas personas y que sustituyeran a los que se habían roto en la relación previa. No lo voy a explicar por que no se como lo conseguimos, pero llegamos.

Tuvo mucho que ver que a pesar de haber roto irremediablemente, tuvimos que seguir compartiendo nuestras vidas, al menos mientras resolviamos la separación. Tambien tuvo que ver que a pesar de todo seguíamos amándonos. Que ambos teníamos la sinceridad y la comunicación como valor prioritario y a fuerza de hablarlo todo -ya no teníamos mucho que perder- fuimos capaces de ver lo que nos había llevado al punto de no retorno, a asumir nuestra parte de culpa y de entender al otro sin culparlo.

Ahora estoy en el primer año de nuestra nueva vida en común y recordar aquella historia de León el Africano me sirve para no olvidar lo cerca que está la muerte y lo mucho que hay que luchar para conseguir que una relación sobreviva y no solo el primer año.

Ya es momento de hacer caso a quien me recrimina que no consigo dejar de mirar atrás.
Ya es momento, este es el momento, de pasar definitivamente página. De dejar que el futuro se convierta en presente a cada instante, de dejar de mirar atrás y de comenzar, de recomenzar a disfrutar de la vida. De renacer.

sábado, 23 de junio de 2007

Viernes noche. ¿Fiesta?

Son las diez de la mañana y me acabo de levantar. Anoche después de acabar la jornada de trabajo había quedado para jugar un partido de basket con el resto de padres del club de basket de mi hijo. Cada año lo hacemos. Nos vemos todos los sábados, mientras juegan los niños y cuando acaba la liga, quedamos para hacer un partidillo y cenar juntos. Al partido, por suerte, llegue tarde (lo siento, me he liado en el trabajo, etc. etc.) A la cena llegue bien.

Nos tomamos unas cervezas en el bar del polideportivo y nos quedamos a cenar allí. Fue todo muy divertido, un montón de niños jugando en un enorme campo de futbol, de vez en cuando algún petardo que estallaba demasiado cerca, muchas risas provocadas por comentarios divertidos. De repente me di cuenta y lo dije, -ya estamos otra vez, las mujeres todas por su lado en una mesa y los tios por otro.

Durante los cafes ocurrió una cosa extraña, mi compañera es siempre el centro de atención y le encanta, pero ayer debía tener las feromomas disparadas por que lo era más de lo habitual incluso. Mientras el camarero nos servía los cafes me dí cuenta de que el mamón le estaba tirando la caña.

Yo no le veía la cara a ella, pero estaba claro que el tio iba directo, hasta que la oi decir -gracias, pero ya voy bien servida- o algo así. El resto del grupo empezó a hacer comentarios que hizo que el notas se diera cuenta de que yo existía, con lo que acabó viniendo a mi e intentando quitarle hierro a su metedura de pata bromeando conmigo y al rato, me pidió disculpas por si se había pasado. Le dije que no pasaba nada, la conozco como para saber que realmente no pasaba nada y le ayude a sentirse más cómodo aceptando sus disculpas.

Pero ya se me empezó a cruzar el cable. Tengo muy reciente la decepción de navidad. Además cometí un error de intendencia grave, no llevé chaqueta. Estabamos al aire libre y cuando nos tomamos los chupitos, ya hacía fresco. Intenté aguantar un rato, pero cuando ya llevaba más de media hora en la que sólo se contaban chistes y estos eran cada vez más desagradables, racistas, machistas, etc. me quedé mirando a la mesa de las mujeres con ganas de irme hacia ellas. El año anterior ocurrió algo parecido e intenté ir, pero me echaron diciendo que estaban hablando de sus cosas y que me volviera con los tios. No me gustó y me dije que no me lo volverían a decir, así que anoche ni me acerqué.

Al cabo del rato me dió tiritera y decidí levantarme, fui al lavabo, fui a ver que hacían los niños y al final se me acabó de cruzar el cable y me fuí a casa. El problema es que lo hice sin hacer ningún comentario, ni a mi compañera ni a los amigos ni a nadie , me puse a caminar, me dije a mi mismo como excusa que iba a por algo de abrigo, pero sabía que no iba a volver. No es la primera vez que me ocurre, ya lo habré echo media docena de veces, solo que hacía mucho tiempo que no me pasaba. De repente me digo ¿que pinto yo aqui? y desaparezco sin abrir la boca.

Me despejé bastante con el paseo (habrán diez minutos caminando desde donde estabamos hasta casa) pero en cuanto llegué, me metí en la cama y me tapé completamente hasta que se me quitara la tiritera que me había hecho irme. No había pasado ni una hora cuando sono el móvil -¿joder Diego, donde estás? estamos todos buscándote y nadie sabe nada. - Estoy en casa, no pasa nada. Y colgué.

Esta mañana mi compañera se ha comportado muy bien, casi como yo quería. Me ha pedido explicaciones pero no ha insistido demasiado. Hoy será la verbena de San Juan y nos iremos a casa de unos amigos a pasarla. Espero que no se me vuelvan a cruzar los cables por que necesito disfrutar en vez de angustiarme. Supongo que teniendolos pelados y al aire libre es díficil que no se me crucen.

Quizás lo mejor de la noche, cruzada de cables aparte, es que somos un grupo de amigos muy variado, que nos importa y nos preocupamos los unos por los otros. Hay algunos con los que me siento más cercano, otros simplemente están ahí y los disfruto. Con Toni quedé -habrá que acabar de cuadrarlo- para ir al Montseny, a un lugar que él conoce. También recordamos que tenemos una bbq pendiente, me apetece y mucho.

jueves, 21 de junio de 2007

Hoy empieza el verano

Hoy empieza el verano y estoy de mejor humor.

A pesar de que la visita del auditor de ayer fue bastante "chorra", -¿tienes preparados los listados? Pues venga, hasta otra. Toda la mañana preparando el informe para que se resuelva en diez minutos. En fin, es lo que hay.

Aprovecho que tengo un ratito, acabo de preparar una reunión -asunto inventarios- que me tendrá reunido las próximas tres horas, para continuar con el "diario".

Una cosa que me está gustando de este diario es la sensación que me transmite de estar en medio del andén de metro más concurrido de la ciudad, gritando y contando mis penas, mis problemas y mis cutre-filosofadas, mientras la gente pasa alrededor sin mirarme siquiera a la cara. Como mucho alguien se detiene un momento, piensa "otro loco" y continua su camino sin entender nada ni intentar entenderlo, que ya me va bien.

Tengo curiosidad por ver cual sería la reacción de un conocido al leer esto, que pensará al leerlo. No lo que me diría respecto al blog, sino que pensará realmente.

Bueno, en todo caso yo sigo con mis "aullidos a la luna".

Ayer estaba jodido, como intenté explicar en mi anterior entrada, pero por suerte anoche hubo una llamada telefónica que sirvió de desencadentante para poner encima de la mesa lo que me preocupaba. Desde que he aprendido a mirar y reconocer mis sentimientos soy incapaz de guardarme dentro las cosas que les afectan. Ayer hablaba conmigo mismo, es lo que hago cada vez que escribo aquí, intentando aclarar mis ideas y mis sentimientos y he de reconocer, releyendome, que estaba confuso, muy confuso.

Anoche volvimos a hablar del tema que me provoca angustia y me tiene "depre", que no me permite ser feliz y hace que me cueste sonreir o compartir alegrias con nadie. Volvimos a aclarar cuatro cosas, volvio a decirme que ya basta, que no puedo continuar así, volvió a decirme que me quería y yo volví a decirle que no era suficiente. Hablamos y hablamos, nos enfadamos -molesta ella y dolido yo- seguimos hablando y sigo confundido.

Desde que rompimos en navidad -no llegamos a separarnos, pero rompimos la pareja- y nos dimos un tiempo para intentar levantar un proyecto común nuevo, basado en que nos amamos y queremos estar juntos, no he acabado de sentirme bien. Anoche conseguí volver a dejar claros los pactos básicos en los que queremos que se base nuestra relación. Pero llegar a ello nos costó gritos, cabreos y mucha mala leche. Supongo que si yo no estuviera tan pesado ella no estaría tan a la defensiva. Claro que si ella no estuviera tan a la defensiva yo no estaría tan pesado.

Bueno, quiero ser optimista. Si respetamos nuestros pactos y es capaz de aguantarme el tiempo que yo tarde en volver a estar bien y yo sigo luchando para recuperarme y no volvemos a cagarla ninguno de los dos (yo tampoco soy un santo, pero de eso ya hablaré en otra ocasión) lo conseguiremos.

Sigo confundido, triste y algo depre pero una cosa tengo clara, por lo que duele, solo puede ser amor. Pero que ganas tengo de disfrutar de la vida, a su lado, por supuesto, sin que me vengan ráfagas de angustia que me oprimen el estómago y me cortan el rollo. Se cual es la solución, saber reconocerlas cuando vengan para evitarlas. Por que si no me van a amargar y me van a joder la relación, ahora que parece superada la crisis.

Seguire informándome.

miércoles, 20 de junio de 2007

Confusiones con infusiones

8:30 de la mañana. Ayer acabé el día hora y media tarde. Hoy lo empiezo media hora pronto. Esta tarde tengo la visita del auditor interno y tengo que presentarle las conciliaciones bancarias actualizadas. Al lio. Esto sólo me va a retrasar la preparación del presupuesto (plazo máximo semana que viene), el cierre del ejercicio anterior (mismo plazo). Y gravita sobre nuestras cabezas una inspección ... bonic día, ningú no ho diría...

11:30, cafecito. No dejo de pensar en mis historias personales. Esta navidad tuve un mal rollo, se produjo una situación en la que me sentí muy defraudado y a pesar de que lo hemos hablado muchisimo no consigo pasar página. La última conversación giró alrededor de que dificilmente la podía perdonar si no había arrepentimiento. Su respuesta fue, tras varios días de silencio por su parte y angustia que aún me dura, que se arrepentía de haberme hecho tanto daño, de nada más. No se como plantearle que no me sirve, no es suficiente. Se arrepiente de lo único que no necesito. Ya se que nunca ha querido hacerme daño, si tuviera la más mínima duda de ello, no estaríamos juntos.

Cada vez que tengo pensamientos tan cargados de niebla llenandome la cabeza, procuro despejarlos a golpe de positivar la situación. Estamos juntos y queremos avanzar un proyecto común.

No me importa (si que me importa, pero lo admito por principios) que un día conozca a una persona especial, se enamore y decida irse con él. De hecho, a mi me puede ocurrir lo mismo en cualquier momento. Lo que si me importa es que, si estamos juntos, no luchemos por ello.

Cada vez que aparece una persona que podría ser especial -y doy fé de que ocurre suficientemente a menudo- no podemos ir con las puertas abiertas a ver si es tan maravilloso como parece. Debemos anteponer una barrera que proteja nuestra pareja, si no no merece la pena continuar juntos y entonces sí seremos libres de buscar lo que queramos.

Lo que no puedo admitir es estar con una persona que no pone esa barrera -los límites-, que no se arrepiente de no haberla puesto a pesar de saber el daño que estaba haciendo y que no ofrece la más mínima seguridad de que no volverá a pasar. Entiendo que si aparece esa persona especial, anteponemos la barrera y aun así nos enganchamos hasta el extremo de preferir irnos y dejar a la pareja, no hay nada que hacer. Suerte y buen viaje. Pero joder, si no anteponemos una barrera que proteja a nuestra relación, si no respetamos unos limites, la pareja está condenada al fracaso y no estoy interesado en este tipo de proyectos. ¿Tan díficil de entender es?

Y en esto estoy, dandole vueltas, buscando posibles caminos, intentando resolver una ecuación que tiene las incognitas despejadas y que siempre da error. Y sin embargo, la quiero. Joder, que tengo 40 años y tengo ganas de disfrutar de la vida, con mi pareja, mi hijo, no de estar amargado por culpa de esta maldita angustia que no me deja pasar página por que se niega a admitir algo que no solo es razonable sino que, y esto es lo grave, para mi es indispensable.

martes, 19 de junio de 2007

Crónicas de la Ronda

Voy a empezar a contar algo que me tiene impresionado desde que empecé a circular diariamente por la Ronda de Barcelona y es que tengo la sensación de que día sí día también hay algún accidente y siempre está implicada alguna moto.

Hoy ha sido en la del Litoral, antes de llegar a Paral.lel. No he visto el accidente en sí, pero no debería haber ocurrido hacía mucho, diez minutos a lo sumo. Lo he intuido cuando el tráfico, que era razonablemente fluido, se ha comenzado a espesar y los vehículos que circulaban por la izquierda a intentar meterse nerviosamente en la derecha. Tres guardias urbanos se encargaban de despejar el carril de la izquierda, donde habían un par de coches parados.

He hecho esfuerzos por no mirar, centrarme en la circulación que era complicada, con el riesgo clásico del accidente del "mirón". Pero no he podido evitar ver, por el rabillo del ojo, un hombre - no más de treinta años- tumbado de lado en el suelo, con un urbano sujetándole la cabeza que llevaba el casco puesto.

Prefiero pensar que no era más que precaución por parte del guardia y que no le dejaba moverse mientras llegaba la ambulancia, pero me ha dejado mal cuerpo ver allí, tirado en el suelo, tan indefenso, a una persona que, como yo, unos minutos antes iba cabalgando entre la circulación, esquivando tubos de escape y retrovisores, maldiciendo las maniobras imprevistas que cortan el paso, luchando estúpidamente por llegar cinco minutos antes a vaya usted a saber donde.

Y seguramente, mañana más.

Misty morning, cara a cara sin saberlo.

Hoy he tenido que variar mi ruta habitual para ir al corazón del país de la niebla, que es, como muy pocos sabemos, la zona de Paral.lel - Montjuic. Lo llamo así por que durante un tiempo, que empezó a primeros de diciembre del año pasado, duró toda la navidad, continuó en reyes y empezó a terminar en enero/febrero de este año estuvo sumergido bajo una niebla espesa y desagradable.

Aunque pueda parecer absurdo, llegó a hacerme tanto daño mientras duró que, cuando por fin conseguí creerme que realmente estaba desapareciendo la niebla, tenía el espiritu destrozado y el corazón roto en mil pedazos.

Hoy he pasado por el centro mismo de la niebla y me he parado a fumar un cigarrillo. Eran las ocho y media pasadas de la mañana y me he quedado mirando un grupo de gente que había enfrente de una oficina de correos. Eran todos empleados, un par de chicas y tres o cuatro hombres que seguramente habían vuelto de almorzar y se fumaban un cigarrillo antes de entrar.

He cruzado mi mirada con uno de ellos, nos hemos estudiado durante unos segundos y me he ido, una vez he satisfecho mi curiosidad. Estaba en la puerta de la cartería, fumando relajado, vestido con una camiseta verda de manga corta y tejanos viejos. El pelo castaño un poco largo, tal como solía llevarlo yo hace veintitantos años. Extremadamente delgado, como de mi altura, con una pose indolente y a la vez nerviosa. No se parece a quien me dijo que se parecía, aunque a fuerza de buscarle parecido he de reconocer que tiene un aire.

No ha habido cruce de palabras, claro que sólo yo sabía que no era necesario. Durante un minuto he pensado en acercarme, decirle quien era y que estaba allí por que necesitaba satisfacer mi curiosidad. No lo he hecho, aunque si hubiera estado solo es posible que lo hubiera hecho.

También me ha pasado por la cabeza que ocurriría si perdiera los nervios durante la conversación. Ya me ocurrió en otra situación parecida, hace mucho tiempo, casi en una vida anterior, estando en Bilbao. Sólo que entonces yo era él. Estuve más de una semana con la cara inflada y el cuerpo dolorido. Él no se si volvió a caminar, espero que sí. Por si acaso, mejor dejarlo como está. Ya me ha removido cosas que quisiera que se apacigüen y no creo que me aporte nada bueno avanzar por este camino.

En todo caso ya he satisfecho mi necesidad de ponerle cara y espero que me ayude a pasar página y olvidar la niebla. El tiempo lo dirá. Hoy por hoy solo pensar en ello me duele. Por cierto, ¿he comentado ya que no puedo dejar de pensar en ello?

lunes, 18 de junio de 2007

Saludos Terrícolas, el contable os saluda.

Hola, Esta es la primera entrada en mi blog. Ya soy moderno, que bien. Mi objetivo al hacer este blog es conseguir que sea el menos visitado de la "blogsfera".

Será fácil. No pienso actualizarlo más que cuando me apetezca (diez veces el primer día y una o ninguna el resto). Tampoco pienso anunciarlo ni avisar de su existencia y si a esto le unimos el nombre, “Diario de un Contable”, ¿ puede haber algo más aburrido?.

Sí, creo que me resultará terriblemente sencillo conseguir mi objetivo. Bueno, empecemos:



Lunes, 7:30 AM ¿Cómo es que no quieres desayunar? ¿Y que más da que no queden bolitas de las tuyas, niño? ... vale, pues te hago un bocata’nocilla.

Empezamos bien. Refunfuñando. Claro, como no tiene sus cereales con chocolate (bolitas, las llama él y no se equivoca son tan parecidas al pienso que le damos a nuestros perros) ...Nada que un buen restregón de nocilla sobre el pan no resuelva.

Ayer domingo volvimos tarde y Lajefa se dejó las llaves en el coche. Nada grave, si no fuera por que está mañana se ha llevado las mías y las de reserva no tienen acceso al parking, así que me he visto, después de colocar al niño (en casa de una vecina, que se encargará de llevarlo al cole) de plantón en la puerta del parking a esperar que algún vecino entrara o saliera para colarme. Tras diez minutos de espera (y eso que las 8:00 es hora punta en mi parking) subo a casa y empiezo a buscar... encuentro un manojo de llaves viejas entre las que presumo que tiene que haber alguna que me de acceso al parking. Bingo, tras diez o doce intentos encuentro una que abre. Solo llevo un retraso de 20’ sobre mi planning habitual.

Tras mi dosis diaria de ronda, -vivo en Badalona y trabajo en Sant Boi- llego con 10 minutillos de tiempo para fumar un cigarrilo. Es lo bueno de moverse en moto, entre que había poca caravana, vaya usted a saber por qué, y que mi moto es pequeña y tiene mucha “cintura”, he llegado en media hora. Apuro el cigarrillo de antes de trabajar mientras veo a mi jefe entrar con cara de “luego que no me diga que se le retrasan las cosas, to’l día fumando”.

Comienza otro maravilloso día de trabajo.