Vamos a limpiar rincones...

Por fin he incumplido lo que dije en mi primera entrada respecto a no publicitar este diario.Inicialmente pretendía que fuera como un "diario íntimo de la Srta. Pepis" abierto encima de la mesa de un bar. Que quién se acercara a ojearlo lo hiciera de pasada, sin conocerme ni con ningún prejuicio, más por el morbo de asomarse a la ventana de un desconocido y echar un vistazo a su interior.Pero mi lado exhibicionista es mucho más fuerte de lo que yo mismo me creo. Al igual que en su momento publiqué una vivencia muy privada, de la cual he hablado aqui también, en un foro público -hum.lit- ahora he vuelto allí, tras semanas de no asomarme, para colgar un trozo de este diario y, logicamente, hacer mención de él.Espero que al igual que entonces, las opiniones sean amables y exentas de crueldad, lo que no quita que se critique lo que se quiera criticar.

lunes, 2 de marzo de 2009

Adios Pepe. Hasta siempre, Rubianes.

Esta mañana, hablando con mi amigo Pepe, utilicé en la conversación una de mis expresiones favoritas, que enfatiza la credibilidad de la frase a la que precede: "bla, bla, bla, palabrita de la vecina del sexto".

Pepe me respondió que no, que en todo caso "palabrita del niño Jesús". Le dije que sí, que significaban lo mismo. Le aclaré que ambas expresiones son válidas y que se basan en tradiciones orales, reforzadas por escritos considerados sagrados en determinados circulos.

Ante la cara de "nomelopuedodecreé" que me puso, decidí explicárselo detalladamente:

Al igual que el niño jesús y la infalibilidad de su palabra viene de antiguo, como mínimo desde el Evangelio según San Mateo, la vecina del sexto viene también de siglos precentes, de Manolo Rastamán, según Kortatu, considerado en determinados circulos como de igual o mayor importancia que los escritos de San Mateo.

Finalmente, mientras me miraba con una expresión mezcla de "quemestáscontando" con "tumestásvacilandouqué" rebusqué entre mis viejos discos y le pasé el peta que me estaba fumando.

De fondo, mientras Pepe ponía cara de "yahevitolalú", sonaba el vinilo escogido: "que bien me lo estoy pasando, bailando este ská. Que bien me lo estoy pasando, creo que me voy a matar. Esto fue lo último que dijo, Manolo el Rastamán. Se tiró desde un octavo, al son del último compas. La vecina del sexto, le oyó como gritó: Que os den por culo a todos, que esto se acabó!"

Hasta siempre, Pepe.