No recuerda si era una tienda de animales o un veterinario, el caso es que se quedó prendada.
Tampoco recuerda si lo había leído o se lo habían contado- pero sabía que se comunicaban entre sí con un graznido que sonaba a "iieeeego".
Nadie esperaba que mirara fijamente al tucan y muy seria, le dijera "diego... diiiieeeeggooo!".
El tucan se alborotó y le respondió escandalosamente, ante el regocizo de ella y el sonrojo de la persona que -tampoco lo recuerda-se lo dió en adopción o se lo vendió.
Habían pasado más de diez años cuando el Tucán, que se había ido convirtiendo en persona, le dijo que se iba.
Fue triste verle en la puerta, con su maleta preparada -me voy a Valencia, a trabajar en una asesoría- dijo. Había crecido y quería conocer mundo. Vivir su vida.
Vamos a limpiar rincones...
Por fin he incumplido lo que dije en mi primera entrada respecto a no publicitar este diario.Inicialmente pretendía que fuera como un "diario íntimo de la Srta. Pepis" abierto encima de la mesa de un bar. Que quién se acercara a ojearlo lo hiciera de pasada, sin conocerme ni con ningún prejuicio, más por el morbo de asomarse a la ventana de un desconocido y echar un vistazo a su interior.Pero mi lado exhibicionista es mucho más fuerte de lo que yo mismo me creo. Al igual que en su momento publiqué una vivencia muy privada, de la cual he hablado aqui también, en un foro público -hum.lit- ahora he vuelto allí, tras semanas de no asomarme, para colgar un trozo de este diario y, logicamente, hacer mención de él.Espero que al igual que entonces, las opiniones sean amables y exentas de crueldad, lo que no quita que se critique lo que se quiera criticar.
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1 comentario:
Mi niño, como ya te dije, tu texto me encantó y más sabiendo que era una historia de Lola.
Sin el permiso de ustedes lo puse en mi blog: www.aihg.blogspot.com
Ya me dirás qué te parece y si puedo dejarlo.
¡Va quedando menos para vernos!
Besos de colores
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